PEQUEÑOS DETALLES – SOLUCIONES EFICACES

Todos hemos oído a hablar y nos hemos encontrado, con hechos o circunstancias que pueden parecer nimios, pero que acaban teniendo una importancia relevante. Mencionaremos por ejemplo el impacto que en una carrera de Fórmula 1, tiene la rapidez y sincronización de todo un equipo que cambia los neumáticos durante la competición, y que un pequeño acierto o error de cualquier de los implicados, puede tener y comporta significativas repercusiones para los objetivos previstos.

A veces, por carencia de información o conocimientos, una actuación parece estar condicionada por el azar; todos tenemos presente en la película de Woody Allen –Match Point – cuando la bola decisiva del partido de tenis, se pasea sobre la red, hasta que se decanta por uno de los lados, sin tener nadie el dominio de la situación, al menos en aquel momento y contexto.

En cualquier caso y situación, juegan unos elementos tangibles, que en la medida que conocemos podemos gestionar, y unos elementos intangibles, que también tienen su peso. Una clara manifestación de los mismos, es que el sentirse parte y partícipe de un proyecto, de un reto común, tiene o puede tener repercusión, tanto al ajustar el tornillo del neumático cambiado durante la carrera, como tener el máximo de información (por ejemplo sentido y velocidad del viento) para propiciar que en lo que pueda depender de uno mismo, la pelota supere la red, y caiga donde deseamos.

Lo que en todo caso hay que perseguir, es el devenir partícipe, y tener en todo y en aquello que estamos implicados, y en todas las facetas de nuestra vida, un rol que favorece el poner los medios tangibles e intangibles necesarios y posibles.

Si seguimos en la tendencia de sueldos más bajos, y salarios más baratos, puede ser que se generarán ganancias económicas a corto plazo, pero la limitación de las posibilidades de futuro, derivada de la reducción de intangibles, es indudablemente muy importante, y más en el marco de la globalización y la interdependencia.

Cada vez más, y en el mundo en el que nos movemos, estos sueldos y salarios, tienen tanto de gasto (compensar la actividad del corto plazo y del día a día), como de inversión (garantizar el ser relevantes y diferentes al definir y materializar las nuevas potencialidades en el próximo e inmediato futuro), por la implicación de todo el capital humano.

Todo esto además, en un contexto en el que por un lado hay que sentirnos mínimamente cómodos, y por otro en el marco de una sociedad que a pesar de los adelantos, no garantiza unos mínimos a quienes trabajan y a quienes no lo hacen porque no pueden. Generándose en consecuencia por todo ello, un montón de desajustes y problemas.

A diferencia de épocas precedentes, no es sólo un problema de políticos o empresarios; lo es básicamente de ellos, pero también de todos los que desde su propio entorno inmediato o áreas de influencia, son capaces de aportar conocimientos, información, apoyo, o todo tipo de intangibles en beneficio del todo y de todos, aparte del propio.

Lo mejor y lo peor, se da en un marco de interdependencias, y el futuro acontecerá en función del que aportamos para gestionarlas y mejorarlas, y sin olvidar los pequeños detalles.

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